
En su microcentro, la ciudad conserva la trama diseñada en su fundación, que data de abril de 1582, con una iglesia matriz y una sede gubernamental, después convertida en el cabildo y hoy en el Museo Histórico del Norte.
Estas dos referencias de Salta Capital se enfrentan entre sí con la plaza 9 de Julio de por medio, en lo que es el centro histórico, que en los últimos años fue especialmente remozado con adoquinados y obras destinadas a resaltar los edificios que constituyen el patrimonio arquitectónico salteño.
La iglesia matriz es la actual Catedral Basílica Mayor, con las imágenes del Señor y Virgen del Milagro, que salen en procesión cada 15 de septiembre, acompañados por más de 500 mil fieles.
La Catedral fue fundada en 1582 y, tras varios intentos de construcción, en 1858 comenzó la edificación de lo que es la iglesia actual, que cuenta con fachada de líneas italizantes y un imponente altar, obra de Fray Luis Giorgi.
En 1918, por decreto nacional, se erigió en su interior el Panteón de las Glorias del Norte, donde descansan los restos del general Martín Miguel de Güemes, el coronel Facundo de Zuviría y el general Juan Antonio Alvarez Arenales, entre otros.
Un circuito pedestre permite a los turistas conocer no sólo el templo, sino otras seis iglesias consideradas las más representativas de la ciudad, entre ellas la de San Alfonso, cuya fachada es de estilo neogótico y románico.
Este templo, en el que se venera a la Virgen del Perpetuo Socorro, cuenta con 60 estupendos vitrales con imágenes de santos, construidos en los talleres de Meyer, en Munich.
Tambien se destaca la iglesia de La Merced, que data de 1913 y presenta un estilo neogótico de principios de siglo XX, con una fachada caracterizada por la verticalidad que le proporcionan sus torres, sus arcos y el amplio rosetón central, para venerar a la Virgen de Las Mercedes, patrona del Ejército Argentino.
Otro punto importante es la basílica menor San Francisco, de 1582, reedificada dos veces, bajo la dirección de Fray Vicente Muñoz en 1759, y reconocida por su excepcional arquitectura y fina ornamentación.
Su torre, de 53 metros de altura -una de las más altas de Sudamérica-, es lo más característico de esta catedral, además de su intenso color terracota, con detalles en marfil y blanco, que constituyen una de las postales de la ciudad.
El convento San Bernardo, cuya construcción se inició a fines del siglo XVI, es el edificio religioso más antiguo de la provincia y una obra arquitectónica digna de visitar, que se destaca por su portal de madera de algarrobo tallado por indígenas de la zona.
Al lado de la ermita, en el siglo XVIII se habilitó el hospital San Andrés, convertido en convento de clausura en 1846, cuando el sacerdote Isidoro Fernández fundó el convento del Carmelo de San Bernardo de la orden de las Carmelitas Descalzas.
Otras dos iglesias típicas de la capital salteña son la de San José, de fines del siglo XVIII, de líneas simples en la fachada y de estilo barroco en el interior, y la de Nuestra Señora de La Viña, que nació como una ermita dedicada a Nazareno, en 1700.
Esta iglesia, que fue hospital de cólera y tuvo a su lado un cementerio de esclavos e indígenas, recibió en 1735 la imagen de Nuestra Señora de La Candelaria.
El traslado de la imagen desde la hacienda La Viña -localidad de Cobos- se efectuó porque los indígenas habían incendiado la capilla y robado al Niño que la Virgen llevaba en sus brazos.
Salta posee además una importante red de museos públicos destinados a rescatar, conservar, investigar y difundir su patrimonio cultural.
Entre ellos se destacan la Casa Arias Rengel, el de Antropología, el de Arte Contemporáneo, el de Bellas Artes, el de Ciencias Naturales y el Museo de Arqueología de Alta Montaña (MAAM), que en un histórico edificio frente a la plaza central alberga a los Niños del Llullaillaco.
Estos cuerpos, de más de 500 años, constituyen uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes de los últimos tiempos, y el museo, que fue edificado especialmente para exhibir y resguardar este hallazgo, es uno de los más visitados.
El MAAM tiene un novedoso sistema para la conservación de estos cuerpos, que estaban en la cima del volcán Llullaillaco, en la Puna salteña, a casi 7.000 metros de altura.
Enmarca la ciudad el cerro San Bernardo, con un complejo en la cima especialmente diseñado para admirar Salta y pasear, un teleférico que lleva pasajeros desde el parque San Martín y un circuito de escaleras de 13 estaciones que invita a la actividad deportiva y religiosa.
En las últimas décadas surgió el corredor de calle Balcarce, con sus peñas y bares tan visitados por salteños y turistas, a lo que se suma la oferta turística de los alrededores de la ciudad, con localidades como San Lorenzo, Vaqueros o La Caldera, llenas de naturaleza y hermosos paisajes.