Gerardo Morales, el exterminador acomplejado

  • El Gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, ha prometido ‘pasarle por encima a los salteños’ si estos se empeñan en seguir ‘robando’ las fotografías de los paisajes de Jujuy para promocionar su propio turismo.
  • Guerra con Jujuy, a la vuelta de la esquina

Si la amenaza se concretara, Salta se encontraría en un escenario ideal, ya que si por algo se han destacado los salteños en toda su historia es precisamente por conjurar bastante bien los ataques que provienen del Alto Perú.

Lo que en cierto modo sería novedoso es que, en vez de rechazar invasiones realistas, los gauchos salteños entrarían esta vez en combate fratricida con sus homólogos jujeños, algo que no se veía desde que los enfrentamientos a pedradas de las hinchadas de Gimnasia y Esgrima y Juventud Antoniana, allá por comienzos de la década de los setenta del siglo pasado.


Pero antes de afilar las chuzas y de hacer tronar el escarmiento güemesiano, a muchos salteños les interesaría saber cuál es el perjuicio concreto que una publicidad equivocada le ha provocado al turismo de la Provincia de Jujuy, o a sus intereses.

Porque lo grave sería, por ejemplo, aprovecharse del ilustre nombre de la vecina provincia para promocionar el Tren a las Nubes (que al final deja su recaudación en Salta), y no que Jujuy se beneficiara con una publicidad -equivocada, pero al fin y al cabo gratuita- que seguramente ha incrementado el número de turistas que deja su dinero en la vecina Provincia y no en Salta.

Al parecer, Morales piensa que el turista que engañado visita la Quebrada de Humahuaca o el pueblo de Purmamarca y en el mismo lugar se entera que está pisando tierra jujeña y no salteña, resuelve abortar la visita y se abstiene de gastar. Hasta ahora no se ha denunciado ningún caso de «engaño turístico» de esta naturaleza.

Si los porteños piensan que La Quiaca, Humahuaca, Volcán o Tilcara se encuentran en Salta en no en Jujuy, este no es un problema ni de los salteños ni de los jujeños sino de los profesores de Geografía de quinto año de los colegios de Buenos Aires, que no tienen la más pálida idea del daño que están haciendo a sus alumnos.

Solo un gobernador acomplejado o populista puede creer que la solución a un problema de esta naturaleza pasa por arrinconar al vecino y amenazarlo con un juicio multimillonario. Para ganarlo, Morales debería demostrar ante los tribunales que su Provincia ha perdido dinero a causa de la publicidad equivocada, y este claramente no es el caso, puesto que gracias al error (y, por supuesto, a las bellezas de los lugares, sin mencionar a la desarrollada conectividad aérea de Salta) Jujuy se ha llenado de visitantes y se ha aprovechado bastante bien de la publicidad sesgada.

Atrás quedaron los tiempos en que Salta y Jujuy eran un solo territorio. Podrían volver a serlo, pero ha querido Dios que las dos provincias sean gobernadas por mentes dispersas, que solo se preocupan por hacer caja con el turismo, mientras que sus gobernados sufren pobreza, atraso y marginación.

El 95% de los salteños y de los jujeños, cuando visita Doha piensa que está en Dubai. Casi ninguno de nosotros distingue entre Qatar y los Emiratos Árabes, y es notable como ellos -que tienen sus relaciones interrumpidas desde hace dos años y están al borde de la guerra- no hacen ningún esfuerzo por diferenciarse en materia turística. Una sola hora de avión separa a Dubai de Doha, y dos horas de autobús entre Doha y Abu Dhabi. Las agencias occidentales venden paquetes a estos destinos como si fuese uno solo.

Si estos dos países, que no se pueden ni ver, son capaces de organizar su turismo sin guerras, sin amenazas y sin juicios multimillonarios, no hay razón -excepto el poco seso de alguno- para que Salta y Jujuy no puedan disfrutar de las ventajas de ser parte de algo tan bello y tan rentable que no debería tener fronteras jurisdiccionales.