
Como en años anteriores, esta recepción estará a cargo de las más altas autoridades provinciales, lo cual -teniendo en cuenta el manifiesto deterioro que ha sufrido la imagen del gobierno y de sus principales mandamases en los últimos tiempos- pone en duda que se trate de un verdadero «agasajo», en el sentido que esta expresión posee de halago o favor.
La fiesta no obstante salvará su dudoso prestigio, porque entre tanta figura recalentada, entre tanto empresario calculador y oportunista, estará presente el Intendente de Salta, Miguel Isa, cuya imagen -a contrario de lo que sucede con los funcionarios del gobierno provincial- se encuentra en alza sostenida.
La cita será en la pista del aeropuerto Martín Miguel de Güemes de la ciudad de Salta, en donde, si la niebla y el viento zonda no lo impiden, serán agasajados a las 9.05 h los primeros viajeros que arriben a territorio provincial por vía aérea.
Estos ignotos turistas, lo mismo que sucede con embajadores, altos dignatarios extranjeros, destacados catedráticos o intelectuales de fuste, serán declarados huéspedes de honor del gobierno provincial y les será impuesto el tradicional poncho salteño, atributo indiscutido de la salteñidad más original.
Obsequios públicos y privados
Junto a los obsequios con cargo al presupuesto público (que incluye la actuación de grupos folklóricos que revistan en el populoso portfolio del Ministerio de Cultura y Turismo), los recién llegados recibirán presentes «gentileza del sector privado».Los turistas no lo notarán; es decir, no podrán distinguir qué regalos han sido adquiridos con los impuestos de los salteños y cuáles otros han salido del bolsillo de los ávidos empresarios locales. Una sutil y casi invisible «articulación público-privada» (momento culmen del clientelismo del sector turístico) impedirá que alguien pueda darse cuenta quién paga qué. Cuando hablamos de turismo, en Salta no hay fronteras entre el Estado y la sociedad civil, de modo que si para atraer a un turista y convencerlo de que gaste aquí sus ahorros es necesario adjudicarle una vivienda del IPV o darle un subsidio, no hay que dudarlo un minuto.
Dentro de esta peculiar articulación se inscribe la participación de un ballet folklórico, que deleitará a los turistas recién llegados con coreografías de zambas y chacareras. También habrá un número a cargo de una «comparsa de Estado», que no será la que conforman esos engolados funcionarios con sobretodo de corte italiano y corbatas de acetato, sino la que integran aquellos señores de rasgos originarios y costumbres fenicias que, también cobran sueldo del Estado, pero que, a diferencia de los anteriores, utilizan llamativas máscaras de diabólicos diseños y se enfundan en relucientes trajes con coloridos y brillantes destellos.
Finalmente, los turistas afortunados serán trasladados hasta su hotel en autos con capacidades especiales (tienen la palanca de cambio en el techo) y en el trayecto serán escoltados por los no menos originarios motoristas de la Policía de Tránsito, que si los turistas así lo desean, también pueden improvisar con sus motos la coreografía de una chacarera.
¿Aunor? Aún no, gracias
Este año, por razones que son de todos conocidas, no habrá agasajo a los primeros turistas que arriben por vía terrestre en la garita del peaje de Aunor.El gobierno considera como suficiente agasajo y «articulación público-privada» el hecho de que los viajeros por carretera ya no tengan que pagar peaje para entrar a la ciudad.