
A veces el futuro, insondable e incierto, es un refugio seguro para cierta clase de conservadores que ha fracasado estrepitosamente en su combate contra los problemas del presente.
Prueba de que las fantasías a largo plazo son un buen sucedáneo para la falta de acierto en el presente, ha sido la presentación de la actualización del llamado Plan de Desarrollo Estratégico - Salta 2030, apadrinado por el gobernador Juan Manuel Urtubey y firmado por la corporación de contadores que domina, desde hace años, el Consejo Económico y Social.
La comunicación oficial dice que el nuevo plan va a permitir su revisión periódica (el anterior parece que no lo permitía), va a incluir el plan turístico de la Provincia, el de energías, pequeños municipios, energías renovables y de tecnologías, capítulos que brillaban por su ausencia en la versión anterior del mismo plan.
El discurso de Urtubey durante el acto de presentación revela que ha convertido al Consejo Económico y Social (un órgano constitucional pensado para servir como instancia consultiva del gobierno en materia socioeconómica y laboral y como espacio de interlocución entre los agentes sociales, en una agencia planificadora como las que dominaron la vida de la Unión Soviética hasta su disolución.
Además de inclusión y de otras palabras igualmente bonitas y sonoras, Urtubey habló de el plan “se representa en todos los que están acá, todo el gabinete provincial, legisladores nacionales, provinciales y especialmente los actores centrales de cada uno de los representantes del Consejo”, pero no habló ni de la representación de los ciudadanos productores a través de las organizaciones patronales y los sindicatos.
Del acto de presentación participaron el Vicegobernador de la Provincia, Miguel Isa; el presidente de la Cámara de Diputados, Manuel Santiago Godoy; el vicepresidente primero de la Cámara de Senadores, Mashur Lapad, legisladores nacionales y provinciales, intendentes municipales, ministros y secretarios del gobierno.