El gobierno nacional reprocha a la CGT su 'actitud desestabilizadora'

(TÉLAM) - Los principales dirigentes de la CGT reivindicaron la convocatoria al paro nacional, al que se sumaron los gremios del transporte, los movimientos sociales, ambas CTA y otros grupos políticos y sindicales, pero el gobierno condenó la protesta por "política" y argumentó que la economía comenzó a ofrecer señales de mejoría.

Los principales dirigentes de la CGT reivindicaron la convocatoria al paro nacional del 6 de abril próximo, al que se sumaron los gremios del transporte, los movimientos sociales, ambas CTA y otros grupos políticos y sindicales en rechazo de "la política económica, los despidos, las suspensiones y el cierre de fábricas", pero el gobierno condenó la protesta por "política" y argumentó que la economía comenzó a ofrecer señales de mejoría.

Juan Carlos Schmid, uno de los triunviros de la CGT y líder de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT), aseguró que la huelga tendrá "una gran adhesión" y adelantó que luego de esa instancia "se evaluará la reacción del gobierno y se responderá en consecuencia".

Schmid habló de la necesidad de "una política comercial inteligente, porque con una sola buena cosecha nadie se salva"; formuló críticas a las estrategias de creación de empleo y cuestionó la visión sobre la capacidad de compra de los salarios.

Fue más allá y aseguró esta mañana que de no producirse correcciones en el rumbo económico la CGT evaluará la convocatoria a futuras nuevas protestas nacionales y desestimó que el paro tenga "componentes políticos o electorales".

Para el dirigente, el conjunto de las protestas son expresiones del "dolor social", en tanto rechazó los guarismos difundidos por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) sobre el supuesto aumento del empleo producido en los últimos meses.

Esos fundamentos fueron cuestionados hoy por el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, quien acusó a algunos políticos y sindicalistas de tener "una actitud desestabilizadora desembozada"; ratificó "la vocación de diálogo" del gobierno con la CGT y dijo que "lo político" del reclamo "es innegable".

"La vocación desestabilizadora de algunos es obvia y no hay pruritos", aseveró Triaca, quien incluyó en ese juego a la ex presidente (Cristina Kirchner) y a gremialistas que entonces "la acompañaban", aunque no los nombró.

"Ocurre que el diagnóstico sobre la realidad de la central obrera no es compartido y, eso, torna difícil hallar puntos de acuerdo. Es preciso encarar con esos dirigentes una agenda común. El empleo comienza a recuperarse; el producto crece, baja la inflación. Pero algunos quieren debilitar al gobierno para regresar a las prebendas y beneficios. El comercio y los servicios se incrementaron durante la última parte de 2016", puntualizó en declaraciones a radio La Red.

Para el ministro, el principal problema se relaciona con "la informalidad de cuatro millones de personas que no tienen ninguna cobertura, por lo que en lugar de discutir la realización o no de un paro la CGT debería dialogar sobre esa posible formalización".

Triaca rechazó las declaraciones formuladas hoy por el ex titular de la CGT Azul y Blanca y líder gastronómico, Luis Barrionuevo, quien aseguró esta mañana que el gobierno lo "desilusiona" y subrayó que el movimiento obrero ofreció "tiempo" al gobierno, pero hubo promesas de campaña "incumplidas" y justificó de esa forma la huelga del 6 de abril.

En declaraciones Radio La Red dijo estar "desilusionado" con el presidente Mauricio Macri porque esperaba que ya hubiese cumplido "alguna promesa de campaña", a la vez que señaló que "la desazón que produjo el kirchnerismo hizo creer que el país cambiaría".

"Macri llenó de CEOs el gobierno, pero solo sirven para empresas privadas y no están preparados para la función pública. No hay capacidad para resolver problemas, como ocurre con los docentes", aseguró Barrionuevo, quien rechazó las acusaciones sobre los supuestos planes desestabilizadores de sectores del kirchnerismo.

"Cristina Fernnádez vuelve, pero a Comodoro Py. En algún momento se quedará adentro, porque ese gobierno se robó el país. Lo de la desestabilización es una chicana oficial. El cristinismo no vuelve nunca más".

A su turno, Héctor Daer -otro de los triunviros cegetistas- afirmó que el paro nacional apunta a que el gobierno "mire la realidad", porque evalúa "muy mal" los efectos del actual plan económico.

"El único gesto que tuvo luego de la marcha del día 7 para evitar la huelga fue postergar algunos aumentos de tarifas. El gobierno no puede pensar lo mismo que el ex ministro de Economía Domingo Cavallo en 2001, cuando reafirmó un plan recesivo que generó graves tropiezos, luego pagados por quienes menos tienen", señaló el jefe del gremio de Sanidad (ATSA) en declaraciones a La Red.

Para Daer, las políticas oficiales solo generaron "más pobreza, cientos de miles de puestos de trabajo menos y caída del poder adquisitivo", a la vez que resaltó: "El anuncio de baja del desempleo es producto de la frustración para procurar trabajo".

El sindicalista añadió que el Ejecutivo solo ofreció a los gremios industriales -que perdieron 52.000 puestos trabajo en 2016- "un empujoncito de coyuntura con el Repro para esas actividades", a la vez que en declaraciones a Radio Mitre planteó luego que "el gobierno tampoco midió la cantidad de gente movilizada el día 7".

"El Ejecutivo continúa con la tesitura de que debe cerrar lo que es ineficiente. La teoría de la reinserción de trabajadores en otras actividades es una fantasía enorme. Además, hay 24.700 cargos públicos más que en diciembre de 2015; aumentó la cantidad de monotributistas y cayeron los empleados en blanco", argumentó.

Para el diputado nacional por Cambiemos, Pablo Tonelli, "no se entiende bien la convocatoria al paro" porque "las variables de la economía empiezan a mostrar signos de mejora", por lo que señaló que la huelga es "innecesaria, inútil y un desperdicio".

Para el legislador, existen "cuestiones de puja política" y dijo que "es preocupante que el sindicalismo se preste a esa maniobra"; aseguró que se procura ofrecer "una demostración de fuerza en algunos sectores del peronismo" y arriesgó que "la mayoría de los trabajadores no parece tener ganas de una protesta".