
Los tres ejemplares de tapir fueron rescatados en un operativo por técnicos del programa de Biodiversidad de la Secretaría de Ambiente de Salta.
Se trata de dos hembras y un macho, los cuales fueron sedados para su posterior traslado a la Estación de Fauna Autóctona en la ciudad de Salta para someterlos a los controles sanitarios.
Posteriormente los ejemplares serán liberados en una zona acorde a sus necesidades biológicas, de acuerdo a la estrategia de protección y control del tapir que la Secretaría de Ambiente de Salta realiza junto a otras instituciones y empresas. Los tapires serán monitoreados por medio de collares satelitales que permiten obtener información respecto a la biología y ecología de la especie.
En los casos de animales silvestres sometidos a cautiverio, su recuperación y posterior reincorporación a la vida en libertad en su propio hábitat es muy difícil.
El procedimiento de secuestro de los tapires se realizó acorde a la Ley Nº 5513 de Protección de la Fauna Silvestre que prohíbe la caza, tenencia y/o traslado de animales silvestres. Colaboraron en el operativo veterinarios de Wildlife Trust Conservation, guardaparques del Parque Nacional El Rey y la Policía Rural y Ambiental.
El tapir (Tapirus terrestris) es una especie amenazada y está protegida por la ley provincial de Protección de Medio Ambiente Nº 7070 y la Ley de Conservación de Fauna Silvestre Nº 5513.
El tapir en Salta fue declarado 'Monumento Natural Provincial' en 2011 a través del decreto número 4625/11, lo que establece protección absoluta para la especie.
Existen tres especies de tapir que habitan en Sudamérica y una en el Sudoeste asiático. En Argentina sólo está presente el tapirus terrestris, que se encuentra en peligro de extinción. Sus poblaciones se redujeron a un 46% en los últimos 100 años. En Salta, está presente en las selvas de Las Yungas y en algunos sectores de bosque chaqueño.
Bajo condiciones de silvestría, el tapir es un animal solitario, que puede alcanzar los 250 kg y se alimenta principalmente de hojas, ramas y frutos. Los ecólogos lo llaman 'jardinero del bosque', debido a que ingiere grandes cantidades de frutos, se traslada distancias importantes y deposita en sus heces las semillas aptas para germinar y originar nuevas plantas. También es llamado así porque realiza, a modo de raleo, la eliminación de ciertas especies vegetales alimentándose selectivamente sobre algunas de ellas.