
Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN por sus siglas en inglés), “Las Áreas Protegidas son ya reconocidas como herramientas decisivas para el desarrollo sustentable y para enfrentar el cambio climático. Más allá de conservar especies y ecosistemas, las áreas protegidas proveen servicios ecosistémicos esenciales como agua limpia, bancos de información genética, almacenamiento y captura de carbono, mitigación del riesgo de desastres, estabilización del suelo y también, preservan nuestra herencia cultural”.
Actualmente hay un total de 245.844 áreas protegidas registradas en todo el mundo de las cuales, según un reciente estudio de Investigadores de la Universidad de Bayreuth, un poco más del 50 % de estas reservas naturales terrestres, en los próximos 30 o 40 años se verían seriamente afectadas por el cambio climático global.
Las áreas protegidas en las que se esperan cambios particularmente significativos se encuentran en las zonas templadas de la tierra, o en zonas polares en el hemisferio norte, encontrándose además amenazadas por la intervención humana.
Del estudio publicado en Nature Communications, cuyo autor principal es el investigador, Samuel Hoffmann M.Sc., se desprende que “Las áreas protegidas podrán contribuir a la preservación de la biodiversidad en el futuro pero es posible que ya no puedan realizar esta tarea en la misma medida que antes si las condiciones de vida de los animales y las plantas cambian como resultado del cambio climático. En muchos casos, es de esperar que las especies que necesitan protección abandonen las áreas protegidas y se trasladen a las regiones vecinas. Aquí, sin embargo, estarán mucho más en riesgo, especialmente debido a la influencia humana”. Sin embargo, en un punto importante, el estudio deja todo claro: “Las áreas protegidas del mundo en las que los cambios climáticos locales tienen un impacto particularmente fuerte en los ecosistemas existentes no son tan importantes para la supervivencia global de las especies en la “Lista Roja de Especie en peligro”.
Si las condiciones climáticas cambian, esto no significa necesariamente que las áreas protegidas existentes tengan que ser abandonadas y otras regiones recientemente designadas como áreas protegidas.
Los autores del estudio argumentan a favor de ver las áreas protegidas de la tierra más en su contexto mutuo de lo que ha sido anteriormente. También se debe considerar la posibilidad de combinar algunos de ellos en unidades más grandes.“En principio, es ventajoso para la preservación de la biodiversidad si las áreas protegidas son muy amplias y al mismo tiempo comprenden áreas con condiciones de vida muy diferentes. Entonces las especies pueden reaccionar a los cambios climáticos cambiando sus hábitats sin tener que abandonar las zonas protegidas”, dice el profesor Dr. Carl Beierkuhnlein, quien coordinó el estudio.
El Grupo de Trabajo de Cambio Climático en Áreas Protegidas (PACCSG por sus iniciales en inglés), en el año 2014, durante el 6to Congreso Mundial de Parques en Sídney, Australia resaltó la importancia de modificar el enfoque de manejo de las áreas protegidas para transitar de lo pasivo-aislado a lo activo-inclusivo y a la colaboración entre diversos sectores.
Algunas estrategias clave que serán perseguidas en el futuro cercano son el desarrollo de un guía de mejores prácticas, materiales de comunicación acerca del rol de las áreas protegidas como soluciones naturales al cambio climático y la promoción de dicho material entre los manejadores de áreas protegidas a nivel mundial.
Fuente: Universität Bayreuth/AAPN