Se celebra hoy el Día Mundial contra la Caza de Ballenas

  • Lamentablemente, de las diferentes especies de ballenas que existen, casi todas sus poblaciones se encuentran reducidas, algunas al borde de la extinción, otras en lenta recuperación y algunas tienen en jaque a los científicos, que no logran descifrar si se recuperan o decrece su número.
  • Animales en peligro

El Día Mundial contra la Caza de Ballenas recuerda la fecha en que por primera vez los miembros de la Comisión Ballenera Internacional impulsaron la prohibición pero aún hoy varios países continúan realizando cientos de capturas cada año alegando fines científicos.


La Comisión Ballenera Internacional (CBI) fundada en 1946, la integran países que, en un número casi similar se oponen o autorizan la caza de ballenas. Ello mantiene las decisiones en un permanente status quo, debido a que no se juntan los dos tercios de votos indispensables para resoluciones de fondo.

Los primeros intentos para controlar la caza de ballenas, cuando los faeneros se dieron cuenta que el número retrocedía tan rápidamente que a corto plazo el negocio finalizaría datan de antes de la Segunda Guerra Mundial cuando la entonces Liga de Naciones, concretó el primer documento al respecto.

Algunos países balleneros como Gran Bretaña y Noruega aceptaron desde entonces algunas limitaciones, pero otros como Alemania (el mayor consumidor de aceite de ballena de mundo) dieron la espalda a la iniciativa.

La situación continuó sin mayores cambios hasta 1972, cuando la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano, aprobó la primera moratoria de diez años sobre la matanza de ballenas para evitar que los animales se extinguieran.

En 1982 se prohibió la caza comercial de ballenas en los países que formaban parte de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), debido a una elevada presión social y al lamentable estado en el que se encontraban las poblaciones de estos mamíferos. En 1994 la misma CBI creó un Santuario de Ballenas en la Antártida.

A pesar de estas prohibiciones, varios países siguen acabando con ellas:

Noruega presentó una objeción oficial a la moratoria en 1982 y continúa cazando en el Atlántico Norte.

Islandia abandonó la CBI en 1992, pero se reincorporó en 2003, con una objeción a la moratoria y comenzó la caza comercial en 2006.

Japón caza ballenas en la Antártida y el Pacífico Norte, utilizando una laguna de la moratoria a la caza comercial de ballenas, que permite a los países cazar ballenas para “investigación científica”. Sin embargo, esta “caza científica” es una farsa, ya que la carne de ballena se empaqueta y se vende en el mercado. En 2008, dos miembros de Greenpeace Japón, Junichi Sato y Toru Suzuki, destaparon el escándalo de contrabando de carne de ballena y demostraron cómo la carne llegaba a los mercados. A pesar de las pruebas, fueron condenados a 18 meses de prisión con tres años de libertad con cargos en un proceso judicial lleno de irregularidades. En marzo de 2014 el Tribunal Internacional de La Haya declaró ilegal la caza de ballenas con fines científicos de Japón en la Antártida.

Además de su caza, ahora las ballenas también tienen que hacer frente a otras causas que están afectando seriamente a su supervivencia: el cambio climático, la contaminación, la destrucción del hábitat y la pesca descontrolada son problemas que se deben abordar urgentemente si queremos un mar saludable para las ballenas, para todos los seres que en él viven y para las comunidades que dependen de él.

Lamentablemente, de las diferentes especies de ballenas que existen, casi todas sus poblaciones se encuentran reducidas, algunas al borde de la extinción, otras en lenta recuperación y algunas tienen en jaque a los científicos, que no logran descifrar si se recuperan o decrece su número. Por ejemplo, la ballena azul -el animal más grande que ha habitado jamás el planeta- aún no se ha recuperado de la caza indiscriminada que la llevó al borde de la extinción. Y como ella, muchas otras.

Estos datos son especialmente preocupantes, pues las ballenas viven mucho tiempo -pueden alcanzar entre los 70 y 150 años- y su reproducción es muy lenta.

Soluciones a la caza de ballenas

La solución global es acabar con cualquier tipo de caza comercial de ballenas y crear santuarios marinos. Además hay que luchar contra el cambio climático, la sobrepesca y la contaminación, que también les afectan. Los gobiernos pueden ayudar a la protección de estos grandes mamíferos marinos apoyando a la CBI en su tarea de conservación, denunciando a los países que cazan ballenas, siendo más proactivos en las reuniones de la CBI y evitando la entrada de carne de ballena en sus puertos.

Al proteger a las ballenas estamos protegiendo muchas otras especies, ya que estas se encuentran en lo alto de la pirámide trófica y ayudan a controlar las poblaciones de ciertos peces y crustáceos. Además, en el ámbito socioeconómico, las ballenas y el turismo desarrollado a su alrededor, como el avistamiento de cetáceos, se han convertido en uno de los principales ingresos económicos en muchos países y genera mayores beneficios económicos que la caza comercial.

Fuente: Greenpeace.
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