
El organismo indicó que el agujero que aparece cada año entre agosto y diciembre debido al efecto de los clorofluorocarbonos (CFC) y otros gases nocivos alcanzó los 27,8 millones de metros cuadrados el pasado 9 de octubre, según datos obtenidos por satélites estadounidenses.
La agencia nipona aseguró que es el cuarto mayor tamaño registrado desde que comenzaron las mediciones en 1979 y atribuyó esa expansión, la mayor durante un mes de octubre, en parte a las bajas temperaturas registradas en la estratosfera, consignó la agencia EFE.
Un estudio elaborado el año pasado por 300 científicos y avalado por la Organización Mundial de la Meteorología (OMM) y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) asegura que la destrucción de la capa de ozono está disminuyendo y que este escudo natural de la Tierra que bloquea los rayos ultravioleta (dañinos para la piel y los ojos) podría recuperarse a mediados de este siglo.
Esto sería posible si se siguen aplicando las restricciones a los productos que la destruyen, como los que contienen clorofluorocarbonos, presentes en algunos aerosoles.