
El Intendente, generoso como de costumbre, colmó al visitante de obsequios, llegando a dedicar y autografiar personalmente alguno de ellos.
Pero el momento más emocionante del encuentro se produjo en el sofá municipal en donde Miguel Isa se mostró deslumbrado por la campera de cuero color burdeos que vestía el robusto sindicalista del taxi.
Como se puede apreciar en la fotografía, el Intendente, vestido con rigurosa raya diplomática, como corresponde a un hombre de Estado, examina la generosa humanidad de Ibarra, convenientemente protegido del frío por esa destellante campera.
Es del caso suponer que, como hombre de buen vestir y avezado comerciante, el Intendente se interesó por el lugar en donde Ibarra ha adquirido la campera. Fuentes cercanas al encuentro han comentado que, a pesar de la insistencia del Intendente, Ibarra se negó en redondo a revelar el nombre de la tienda y el autor de tan prolija obra de marroquinería.