
El acto se ha realizado en la Casa de Gobierno y durante su transcurso Sáenz ha sorprendido a los presentes con un discurso cargado de humanidad y de sentido común.
Trazando quizá de modo involuntario una línea de clara separación con el estilo del anterior Gobernador de la Provincia, Gustavo Sáenz ha dicho que “el orgullo y la soberbia siempre construyen muros, la humildad es la que construye puentes y vamos a trabajar con humildad y responsabilidad por los habitantes de la provincia”.
En la misma línea, el mandatario ha dicho que su nuevo equipo de trabajo «tiene la responsabilidad de demostrar que, independientemente de las banderías políticas, hay algo que los une, que es el amor por Salta y por los salteños».
De esta forma, el «orgullo», un sentimiento explotado hasta la saciedad por Juan Manuel Urtubey, tanto a nivel personal como a nivel institucional, se coloca en un lugar de sospecha.
Sin dudas, el gobernador Sáenz interpreta que el orgullo se convierte con facilidad en arrogancia, en vanidad, en exceso de estimación propia, que normalmente conducen a alimentar una falsa sensación de superioridad.
Es en este sentido que el Gobernador ha convocado a trabajar con humildad, lo que debe entenderse como el reconocimiento de las propias limitaciones y de la necesidad de superarlas mediante la cooperación democrática con otros protagonistas de la vida pública provincial.
Confieso haber corrido sobre caminos de hierba, sin mirar alrededor donde la tierra se agrieta. Y confieso sin temor que el orgullo y la soberbia han sido mi Rocinante, mi montura, mis espuelas... (María de la Trinidad Pérez-Miravete Mille - 1947-2009)