
Que en Salta la situación económica es «diferente», no solamente lo confirman las «obras» que está inaugurando a marchas forzadas el candidato Urtubey, sino las dos semanas en París, con todos los gastos pagos, de su Fiscal de Estado, Pamela Calletti, a la que los contribuyentes salteños le han pagado generosamente cada línea de su ya atractivo currículum vitae.
Ello, sin contar, por supuesto, con la sideral carrera del avión oficial del la Provincia de Salta, que, completamente ajeno a la crisis y a los vaivenes de la moneda nacional, no deja de decolar y aterrizar, en una sucesión frenética de repostajes, al ritmo de las cambiantes necesidades de campaña del candidato Urtubey.
Ahora bien, si Salta tiene, efectivamente, una «agenda distinta», si es un oasis en un desierto de hambre y miseria, como insinúa Urtubey, y su buen hacer le permite al gobierno darse ciertos lujos como el de mandar a una funcionaria a la vieja Europa por varios días, lo lógico es que ese dinero que el gobierno dice poseer a contramano de la «crisis muy fuerte, parecida a la del 2001» que padece el resto de la Argentina se destine a paliar el hambre de los salteños que lo padecen, y no a propiciar que la Fiscal de Estado se pasee, a cuenta de las arcas públicas, por la carísima Avenue Montaigne.
Es decir que el Gobernador de Salta debería sincerarse y reconocer: o bien que en Salta no existe una situación de «emergencia alimentaria» (por aquello de la ‘agenda distinta’), o bien que en Salta efectivamente hay gente que pasa hambre, pero no por culpa de Macri sino por culpa de él. Declarar la emergencia alimentaria en todo el territorio nacional para solo culpar al gobierno federal de la situación se da de narices con lo que Urtubey anda diciendo por ahí de la economía de Salta.
Si todo está tan fantástico en las cuentas públicas salteñas y hay en nuestra Provincia una «agenda distinta» que casi le permite al Gobernador tirar manteca al techo, ¿a cuento de qué se ha demandado al gobierno federal ante la Corte Suprema de Justicia por la rebaja del IVA dispuesta por el presidente Macri?
Lo que no puede ser, de ninguna manera, es que en Salta haya crisis para las cosas que le convienen a Urtubey (como el hambre) y que no la haya en otros casos, generalmente relacionados también con los intereses personales del Gobernador de la Provincia.
Dicho en otras palabras, el primer responsable del hambre en Salta es el Gobernador provincial y no el Presidente de la Nación. Si para Urtubey la palabra clave es «descentralización», que se aplique el cuento y que sea el primero en solucionar con dinero contante y sonante los problemas económicos que aquejan a los salteños necesitados. Si hay dinero para mandar a funcionarios al extranjero, como ha hecho con medio Ministerio de la Primera Infancia o en el ya repetido caso de Calletti, es que hay dinero suficiente para que Salta se libre del estigma etíope de la hambruna declarada por ley.
Lo que, en consecuencia, debería hacer inmediatamente el Gobernador y candidato a Vicepresidente de la Nación es levantar el teléfono y llamarlo a Roberto Lavagna para proponerle excluir a la «exitosa» provincia de Salta de la afrentosa declaración de «emergencia alimentaria». Y, en lo posible, hacer que el dólar cotice a 15 pesos en los arbolitos de la calle España.
Es eso o justificar con argumentos jurídicos, políticos y administrativos que la señora Calletti debe permanecer en París dos semanas por un asunto que se podría haber resuelto por Whatsapp, o que hasta el portero del Ministerio de la Primera Infancia viaje a Colombia a enseñarle cómo en Salta maltratamos los datos personales sensibles de los niños y niñas pobres, sin ningún resultado social relevante.