
Lo que se sabe es que mientras por un lado se hace hilacha porque sus viajes de campaña aparezcan de algún modo vinculados con su trabajo como Gobernador de Salta, y por el otro, cuando tiene que editar un spot para su campaña presidencial, incluye estos viajes, como si los hubiera hecho en calidad de candidato presidencial, con sus propios recursos, y no a bordo del avión de la Provincia y valiéndose de un cargo que todavía ostenta pero que no desea ejercer.
Algunos, por supuesto, se tragan el cuento. La suma de ellos constituye la base electoral de Urtubey, quien confía en que su fulgurante inteligencia es superior a la de sus votantes.
Pero otros no se tragan el cuento ni se dejan confundir. Son los que le piden al Gobernador que aclare lo de sus viajes, lo del avión, lo de la manipulación de la cultura y el turismo, y la ayuda de Güemes en su campaña presidencial.
La viveza, como la mentira, tiene las patas cortas y ahora que Urtubey ha salido del armario y descubierto su bifrontalidad (política), cada vez que el avión oficial de la Provincia de Salta se pose en una pista de aterrizaje de otros puntos del país le pedirán al inquieto viajero que diga antes de trasponer la escalerilla si ha venido como candidato presidencial o como Gobernador de Salta; y, tanto en uno como en otro caso, le exigirán que aclare bien quién y con qué dinero se paga la joda.
?? No se puede amar lo que no se conoce.#LaAlternativaEsUrtubey pic.twitter.com/nk2VO7FDg7
— Juan Manuel Urtubey (@UrtubeyJM) March 20, 2019